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21 a 1

Por: Mirna Belén E.


Fuente: WWE Network


El 6 de abril de 2014 es una fecha histórica dentro de la World Wrestling Entertainment (WWE). Ese día se vio a una leyenda de la lucha libre caer por primera vez. Whestlemania XXX es uno de los más esperados del año. Este evento se dio en el Mercedes-Benz Superdome en Nueva Orleans, Luisiana. La noche fue adornada por más de 75.167 personas. Estas fueron testigos de Daniel Bryan contra Triple H, Batista contra Randy Orton, entre otros.


La lucha que se llevó la atención de todo el público fue la del Hombre Muerto (Undertaker), uno de los luchadores más icónicos de la WWE, contra Brock Lesnar, la bestia (si, ese es su apodo), una de las promesas más grandes dentro de la empresa, en riña por mantener o terminar con la racha invicta de la leyenda Taker. Esta racha comenzó veinte años atrás con el debut del Undertaker en Whestlemania VII. La misma continuó hasta marcar la victoria número veinte en Whestlemania 29. The Undertaker se convirtió en invicto en los shows de Whestlemania hasta la aparición de Lesnar.


Las luces detienen sus coloridos cambios para dar inicio a una nueva batalla dentro de

Whestlemania XXX. La música de Lesnar, next big thing, junto con un juego parpadeante de

luces llena el Superdome con unos espectadores no muy emocionados por su llegada. El luchador llega con su manager Paul Heyman (muchos lo abucheaban, incluyéndome). Los fuegos artificiales salen de manera detonante.


Las luces desaparecen. Algunos rayos intimidan al contrincante. Las campanas fúnebres anuncian la presencia de tan inmortal personaje. Una simple canción, rest in peace, logra poner los pelos de punta a todos los presentes. El público grita, aclama y se emociona al ver la sombra del enterrador en su típico traje negro, sombre y botas. Él camina hacia el ring lentamente entre las estrellas emergentes de los celulares del público. En medio una noche azul, The Undertaker llega a las escaleras metálicas. En ese instante, el hombre muerto levanta ambas manos y se hizo la luz. Su presencia en el ring es absoluta. Deja su sombreo mostrando los ojos blancos junto a una expresión aterradora.


El árbitro en medio de ambos da la señal junto con la euforia del público. Lesnar se impulsa en las cuerdas para comenzar el ataque. Ambos creaban una lucha muy rica en experiencia. El punto sin retorno es marcado por el primer suplex, tirar a tu rival de manera vertical hacia el suelo, por parte de La Bestia Brock Lesnar. Los ánimos del público incrementan al ver que la movida saca del ring a Taker. Los espectadores se emocionan al ver al Undertaker caer de pie y dirigir una mirada asesina a su rival.


Es obvio el cansancio físico del hombre de 55 años con más de 100 luchas en el cuadrilátero. La edad, las operaciones y sobre todo su contrincante (fresco como la lechuga) muestran la una parte vulnerable del que el público jamás fue testigo.

Los rostros cambian de una fascinación por la lucha a uno de miedo (pensé en la escena de los Simpson donde Homero como nuevo krusty golpea al ladrón de hamburguesas y un niño dice “ya, ya, ya está muerto” y llora). Los ataques de Lesnar son más agresivos.


En los últimos instantes de la lucha, Lesnar acorrala a Taker en el esquinero mientras lo golpea. Es ese el momento donde todo el público se pone de pie, pues Taker logra cargarlo e impactarlo contra la lona. El momento era sublime. El hombre muerto preparaba su movimiento estrella (¡la tumba rompe cuellos! si, necesitaba gritarlo). Taker lo ejecuta junto a los gritos de miles de personas emocionadas por su recuperación. Cubre a Lesnar esperando por la cuenta de tres, pero no lo logra.


Ambos están tendidos en la lona, pero Taker se levanta. El hombre muerto muestra las

invenciones de hacer otra tumba rompe cuello. Con Lesnar de pie, el ataque comienza, pero esta son esos momentos en la vida donde no sabes que puede pasar. Lesnar invierte el movimiento con un detonante F5, un movimiento muy parecido a un suplex, y lo acaba.


La cuenta de tres se marcó, pero fue para Brock Lesnar…


No se escucha nada más que a los narradores del combate anunciando al ganador y sobre todo al hombre que rompió la racha de la leyenda. Los rostros de los espectadores eran un poema amargo (ni hablar de la mía). Suena la música del ganador. Nadie lo puede creer incluyendo a los mismos Lesnar y Heyman. La pantalla principal marca 21-1. El público muestra lágrimas, enojo y frustración.


Taker se sienta en la lona, tal vez más impactado que el público. Los aplausos llenan el domo en honor Undertaker. Él muestra un rostro triste. Taker trata de ponerse de pie lentamente hasta que lo logra. Ahora era una ovación general.


Jamás se vio a Taker dejar el cuadrilátero con la cabeza baja. La luz lo seguía en su caminata para abandonar el lugar junto con los incesantes aplausos. La música de Taker suena en su honor. Lo vemos con las manos en la cintura en medio del humo y el ambiente azulado.


Así terminó la lucha y la racha, pero no el legado de una de las estrellas más importantes dentro de la WWE.

 
 
 

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